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La rentabilidad del bono de EE. UU. a 10 años sube, ¿le está afectando esto a la renta variable?

Renta variable y Renta fija

El rendimiento del bono a 10 años de EE. UU. ha subido en el último mes hasta el 1,50%, situándose en los niveles previos a la recesión sufrida por los mercados en marzo del año 2020. Por otra parte, la bolsa de valores está teniendo una corrección de sus precios, llevando los índices estadounidenses a situarlos en la media móvil simple de 50 sesiones.

El precio del bono estadounidense a 10 años está sufriendo una caída en este último mes, lo que está provocando que se eleve la rentabilidad del activo financiero.

Renta variable y fija, ¿qué les está ocurriendo?

Los bonos a corto plazo de EE. UU. están viendo como se devalúa su rentabilidad en el último mes en contraposición con las subidas en los bonos estadounidenses a medio y largo plazo. Estos datos son importantes, ya que la subida de rentabilidad de estos bonos ocurre cuando los tipos de interés se suben por parte de la FED. Actualmente, están en el mismo nivel de 0,25% desde marzo de 2020. Las bajadas en los precios de la renta variable podrían estar motivadas por la inflación, y una posterior subida de los tipos. El IPC podría estar incrementándose debido a las políticas monetarias realizadas por la reserva federal de Estados Unidos. En cambio, Jerome Powell, presidente de la FED, declaró el pasado martes, día 23 de febrero, que la inflación no sube de un día para otra, sino que tiene un crecimiento continúo. Powell justificó el incremento en las rentabilidades de la renta fija como algo transitorio en la recuperación de la economía tras la pandemia. También comentó que las fuerzas inflacionarias se encuentran en un nivel suave y para nada preocupante. Por otra parte, Andrew Haldane, economista jefe y director ejecutivo de análisis monetario y estadísticas del Banco de Inglaterra, ha advertido de que la inflación podría volverse difícil de controlar, alegando que se ha despertado un ”tigre” inflacionario. Haldane señaló que las perspectivas indican que el movimiento del ”gato grande” podrían realizarse tanto al alza como a la baja. El trabajador del Banco de Inglaterra también señaló que, tras la implementación de las vacunas y se vuelva a la normalidad, la inflación volverá a controlarse.

Jerome Powell y la FED

La renta variable estadounidense no está teniendo su mejor semana. La típica corrección de un mercado alcista ha llegado a Wall Street en los últimos días de febrero, situando a los principales índices en la media de las últimas 50 sesiones. Las empresas que peor lo han pasado han sido las que han obtenido un beneficio por la pandemia, mientras que las compañías que han visto paralizada parte de sus actividades por el COVID – 19 han comenzado a florecer gracias a que se ha comenzado a extender por todo el mundo la puesta de las vacunas contra la enfermedad. Algunas industrias como las aerolíneas o las energéticas han visto incrementado el valor de su cotización en bolsa en estos últimos días.

Relación entre renta variable y fija: ¿en qué situación estamos?

La relación entre la rentabilidad de los bonos y la bolsa de valores siempre está en continua evolución debido a que el dinero se mueve conforme el rendimiento de la renta variable o la fija fluctúa al alza o a la baja. Las relaciones, a priori, están inversamente proporcionadas. Una subida de las rentabilidades de los bonos a medio y largo plazo viene motivada por un aumento de los tipos de interés o por la estimación futura del PIB + IPC. Este hecho está relacionado, directamente, con la financiación de las empresas que cotizan en bolsa, junto con los costes, ya que tendrán que pagar más intereses por sus préstamos y gastos. Esta relación también se extrapola a la economía doméstica, ya que, teóricamente, una subida de tipos repercutiría negativamente en la financiación familiar.

Divergencia entre la teoría y la práctica: ¿dónde nos encontramos?

Muchos titulares sensacionalistas han salido estas semanas para justificar la corrección de un mercado alcista, algo típico por otra parte. También se ha hablado mucho de un incremento grande en la inflación. Ambos temas no son del todo claros ni concisos por los motivos mencionados anteriormente.

Una de las evidencias más claras en la economía global es que la bajada en los precios de los bonos anticipan una bajada grande en las cotizaciones de la bolsa. Esta relación es uno de los indicadores más fiables que existen para poder saber qué pasará. Los niveles que habría que tener en cuenta para anticiparnos a una gran caída del mercado de renta variable sería un descenso aproximado del 10% en los bonos a 10 años y unas pérdidas del 20% en el bono a 30 años. Estas bajadas se producen tiempo antes a que lleguen al mercado de acciones. Un ejemplo de este indicador es lo ocurrido hace un año en el mercado bajista en marzo de 2020. Los bonos perdieron los porcentajes indicados desde los máximos, anticipando el derrumbe de la bolsa en marzo. En el momento actual, los bonos no han registrado las pérdidas necesarias para un mercado bajista en un futuro a corto plazo. De tomas formas, hay que estar pendientes de los datos, ya que el bono a 10 años lleva un -6,2% y el bono a 30 años un -12,12% desde que comenzaran a caer.

Inversores de BOLSA

Otra evidencia que nos debería dejar tranquilos es la devaluación histórica del precio de los bonos tras comenzar una expansión de la economía. Por otra parte, cuando los tipos de interés crecen significa que la economía es sana y continúa expandiéndose. Históricamente, los tipos de interés se han subido tras el fin de una recesión que han motivado a bajarlos para no crear una crisis peor, ya que el efectivo necesita fluidez en esos momentos de incertidumbre.

¿Debemos preocuparnos?

La preocupación parece reinar entre los inversores, pero la realidad es bien distinta. El ciclo económico en el que estamos es joven, ya que tiene menos de un año de vida. El mercado de valores continúa con su senda alcista, a pesar de esta corrección, desde marzo de 2020. La economía se va restableciendo y abriendo, lo que hará frenar en seco la inflación, tras generalizarse la vacunación del COVID – 19. El precio de los bonos a medio y largo plazo pierde valor, pero históricamente no debemos preocuparnos, por el momento, ya que es indicativo de un joven mercado alcista. Las empresas continúan reportando resultados empresariales con crecimiento en sus ventas y beneficios. Sin duda, no deberíamos darle una excesiva importancia a las noticias negativas que salen, ya que los datos son alentadores y positivos.

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